Por fin soy una berlinesa. Creo que después de la experiencia de buscar (y por supuesto encontrar) piso, puedo imaginar lo que siente una persona cuando le toca la lotería. Bueno, ¿por dónde empezar? Hubo quien me dijo que encontrar piso en Berlín era difícil, otr@s que no tanto; yo opté por una actitud positiva y así pensé que no tardaría más de una semana, pues alguien querría practicar español con una hablante nativa como compañera. Bueno, una semana que se convirtió en dos, en tres… en 24 días y 22 pisos visitados.
¡Pero, PERO, pero…! ¿? Yo tampoco lo entiendo… Empecé a mandar e-mails desde España, buscando en webs donde se anuncia que se comparte piso. Es normal que no te responda todo el mundo, pues en octubre mucha gente llega a Berlín buscando piso, por lo que hay gran demanda y deben llegarles cientos de e-mails en un solo día. Aún así, no dejé de escribir y de llamar, que según mi experiencia, es lo mejor: llamar al poco de que un anuncio haya sido publicado, así te dan una cita para ir y conocerlos… ¿Quiénes?: tus posibles futur@s compañer@s de piso. Aquí la cosa va así, al casero le da igual quien haya en el piso, ni siquiera llegas a conocerlo en las entrevistas, son los inquilinos los que las organizan. Algunos citan a pocas personas cada 30 minutos durante 2 ó 3 días, otros hacen una entrevista en grupo (20 personas a la vez) o eligen a alguien entre un pequeño grupo de 5 ó 6 personas a las que invitan a tomar algo.
Durante todos estos días, hubo momentos en los que la paciencia y las ganas escaseaban, pero si tenía que ver 3 pisos, iba a todos, pues nunca sabes cuál será el adecuado. Y en estos días, compartí la habitación con Hanna (tenerla a ella sí que fue que me tocara la lotería), dormí en una colchoneta inflable, madrugaba para ir a la academia de alemán y a veces iba directamente desde allí a entrevistas. El sistema de las entrevistas está bien si piensas que los inquilinos quieren conocer a su próxim@ compañer@, pero yo me he sentido mal, interrogada, incómoda, como inferior… Yo sólo quería una habitación, no entrar en un concurso de compañera ejemplar o algo así.
Pero de todo se aprende, y yo me quedo con lo bueno que de aquí se pueda sacar. Y es que he visto muchos estilos diferentes de vida, de pisos, de gente, de barrios… He visto trocitos de Berlín que no podría ver cualquier turista, ni incluso cualquier estudiante que haya optado por vivir en residencia. Yo quise vivir como una Berlinesa y al final espero que todo esto haya merecido la pena. Ahora tengo una compañera de 20 años que estudia medicina y un compañero de 25 que estudia un máster en Política, y ambos me hablan en alemán ya que son nativos. Tengo una habitación de unos 15m2, ya amueblada aunque yo le he añadido un "sofacolchón" que encontré gratis por internet en "craiglist" (es muy normal aquí dar lo que no quieres si la persona que lo necesita va a buscarlo) y hice una comprilla en Ikea (4 horas comprando en alemán con mi compañero). No tenemos salón por lo que no compartimos tantos momentos, pero es otro estilo de vida, otra manera de ser, aunque confío en que en un año podamos compartir al menos unas cuantas cervezas y charlas en la cocina.