¡Sube, yo pedaleo!

Tenía muchas ganas de empezar este "paseo en bici" por Berlín, una nueva andadura, un nuevo camino en mi vida. Salí sola, pues en mi "bici" no podía llevar a nadie, sabía que dejaba muchas cosas atrás y que en parte era necesario. Pero me hubiese gustado llevarme a algunas personas en mi cesta, no muchas, la verdad, pero poder compartir todo con esas personas me haría mucha ilusión. Pero bueno, la vida es como es, y ahora me toca vivir sólo conmigo misma; intentaré crecer con todas las experiencias, conservarlas y transmitirlas para compartirlas. Por eso, aquí quiero ir dejando trocitos de pan ¡para quien me quiera seguir!

viernes, 14 de octubre de 2011

Ich bin eine Berlinerin

Por fin soy una berlinesa. Creo que después de la experiencia de buscar (y por supuesto encontrar) piso, puedo imaginar lo que siente una persona cuando le toca la lotería. Bueno, ¿por dónde empezar? Hubo quien me dijo que encontrar piso en Berlín era difícil, otr@s que no tanto; yo opté por una actitud positiva y así pensé que no tardaría más de una semana, pues alguien querría practicar español con una hablante nativa como compañera. Bueno, una semana que se convirtió en dos, en tres… en 24 días y 22 pisos visitados.

¡Pero, PERO, pero…! ¿? Yo tampoco lo entiendo… Empecé a mandar e-mails desde España, buscando en webs donde se anuncia que se comparte piso. Es normal que no te responda todo el mundo, pues en octubre mucha gente llega a Berlín buscando piso, por lo que hay gran demanda y deben llegarles cientos de e-mails en un solo día. Aún así, no dejé de escribir y de llamar, que según mi experiencia, es lo mejor: llamar al poco de que un anuncio haya sido publicado, así te dan una cita para ir y conocerlos… ¿Quiénes?: tus posibles futur@s compañer@s de piso. Aquí la cosa va así, al casero le da igual quien haya en el piso, ni siquiera llegas a conocerlo en las entrevistas, son los inquilinos los que las organizan. Algunos citan a pocas personas cada 30 minutos durante 2 ó 3 días, otros hacen una entrevista en grupo (20 personas a la vez) o eligen a alguien entre un pequeño grupo de 5 ó 6 personas a las que invitan a tomar algo.

Durante todos estos días, hubo momentos en los que la paciencia y las ganas escaseaban, pero si tenía que ver 3 pisos, iba a todos, pues nunca sabes cuál será el adecuado. Y en estos días, compartí la habitación con Hanna (tenerla a ella sí que fue que me tocara la lotería), dormí en una colchoneta inflable, madrugaba para ir a la academia de alemán y a veces iba directamente desde allí a entrevistas. El sistema de las entrevistas está bien si piensas que los inquilinos quieren conocer a su próxim@ compañer@, pero yo me he sentido mal, interrogada, incómoda, como inferior… Yo sólo quería una habitación, no entrar en un concurso de compañera ejemplar o algo así.

Pero de todo se aprende, y yo me quedo con lo bueno que de aquí se pueda sacar. Y es que he visto muchos estilos diferentes de vida, de pisos, de gente, de barrios… He visto trocitos de Berlín que no podría ver cualquier turista, ni incluso cualquier estudiante que haya optado por vivir en residencia. Yo quise vivir como una Berlinesa y al final espero que todo esto haya merecido la pena. Ahora tengo una compañera de 20 años que estudia medicina y un compañero de 25 que estudia un máster en Política, y ambos me hablan en alemán ya que son nativos. Tengo una habitación de unos 15m2, ya amueblada aunque yo le he añadido un "sofacolchón" que encontré gratis por internet en "craiglist" (es muy normal aquí dar lo que no quieres si la persona que lo necesita va a buscarlo) y hice una comprilla en Ikea (4 horas comprando en alemán con mi compañero). No tenemos salón por lo que no compartimos tantos momentos, pero es otro estilo de vida, otra manera de ser, aunque confío en que en un año podamos compartir al menos unas cuantas cervezas y charlas en la cocina.



lunes, 10 de octubre de 2011

Empezando a pedalear,


Llegué un 5 de septiembre, bastante tranquila a pesar de los nervios y miedos momentáneos del día de antes, por no saber qué encontraría, por saber que habría cosas de mi vida española que quizás me perdería...  pero sabía que también iba a ganar muchas otras cosas.

Berlín me recibe con un tiempo nada agradable, pero con una compañía que sí lo es. Tengo a Hanna que será mi gran ayuda estos primeros días, a pesar de que la pobre está trabajando en su tesis. La parte humana de Berlín es de lo que más me ha gustado, he conocido a gente que consciente o inconscientemente me han animado en este mes tan difícil, haciéndolo incluso fácil, desde Hanna y sus compañeros, hasta amigos de amigos (que se convierten en tus amigos) o las personas con las que voy a clase de alemán, incluido el profesor.

La parte más rollazo ha sido la búsqueda de piso (a la que dedicaré una entrada aparte más adelante), encontrar mi nivel en la academia (he hecho un montón de tests y estado en 3 clases distintas), ir a la universidad para arreglar papeleo, acostumbrarme a qué comer, acostumbrarme a no tener mi espacio (una habitación, un orden, una cama, etc.), tener que ir sola a todos los sitios... Ser independiente sin realmente tener independencia.

Como no he podido escribir en todo este mes y son demasiados días para detallarlos, prefiero destacar lo que más y lo que menos me ha gustado, pero si tuviese que hacer un balance, ni me pararía a comparar lo negativo y lo positivo, porque  siempre he tenido una sensación de que esto merece la pena y por ello (a pesar de lo malo) nunca he pensado en darme la vuelta.

Lo bueno ha sido la gente que he conocido e incluso la que no he conocido, la variedad, la predisposición a ayudarte de la mayoría de las personas, los lugares también tan diversos que tiene Berlín, la arquitectura, los espacios abiertos, lo relativamente antiguo mezclado con lo moderno... Berlín no es agobiante, ni por los edificios ni por el tráfico, de hecho me encanta ver tantas bicicletas. También destacaría la comida, barata y muy variada también (aunque se echan en falta cositas de casa). Los mercados turcos de comida, y también los de cosas de segunda mano. El transporte ininterrumpido los fines de semana, y entre semana hasta las 12pm (y algunos autobuses toda la noche). A cualquier hora puedes encontrar algo abierto, alguien despierto, comida caliente, bebida, transporte...

En lo negativo no dedicaré tantas líneas, además de que lo he ido olvidando, pero básicamente ha sido la larga búsqueda de piso (y como consecuencia estar mucho tiempo sin un lugar para asentarme); el idioma al principio me parecía un poco una barrera; también a ratos he echado de menos el calor familiar y de amigos cercanos, de gente de siempre; tomar decisiones ha sido difícil o cansado a veces, tener que pensar todo súper bien... Pero ya, se acabó el tanto pensar, ¡ahora toca más disfrutar!

Pd: Perdonad la mala calidad del vídeoclip, es otra pega que tiene Alemania, que la mayoría de vídeos no se pueden ver...