Llegué un 5 de septiembre, bastante tranquila a pesar de los nervios y miedos momentáneos del día de antes, por no saber qué encontraría, por saber que habría cosas de mi vida española que quizás me perdería... pero sabía que también iba a ganar muchas otras cosas.
Berlín me recibe con un tiempo nada agradable, pero con una compañía que sí lo es. Tengo a Hanna que será mi gran ayuda estos primeros días, a pesar de que la pobre está trabajando en su tesis. La parte humana de Berlín es de lo que más me ha gustado, he conocido a gente que consciente o inconscientemente me han animado en este mes tan difícil, haciéndolo incluso fácil, desde Hanna y sus compañeros, hasta amigos de amigos (que se convierten en tus amigos) o las personas con las que voy a clase de alemán, incluido el profesor.
La parte más rollazo ha sido la búsqueda de piso (a la que dedicaré una entrada aparte más adelante), encontrar mi nivel en la academia (he hecho un montón de tests y estado en 3 clases distintas), ir a la universidad para arreglar papeleo, acostumbrarme a qué comer, acostumbrarme a no tener mi espacio (una habitación, un orden, una cama, etc.), tener que ir sola a todos los sitios... Ser independiente sin realmente tener independencia.
Como no he podido escribir en todo este mes y son demasiados días para detallarlos, prefiero destacar lo que más y lo que menos me ha gustado, pero si tuviese que hacer un balance, ni me pararía a comparar lo negativo y lo positivo, porque siempre he tenido una sensación de que esto merece la pena y por ello (a pesar de lo malo) nunca he pensado en darme la vuelta.
Lo bueno ha sido la gente que he conocido e incluso la que no he conocido, la variedad, la predisposición a ayudarte de la mayoría de las personas, los lugares también tan diversos que tiene Berlín, la arquitectura, los espacios abiertos, lo relativamente antiguo mezclado con lo moderno... Berlín no es agobiante, ni por los edificios ni por el tráfico, de hecho me encanta ver tantas bicicletas. También destacaría la comida, barata y muy variada también (aunque se echan en falta cositas de casa). Los mercados turcos de comida, y también los de cosas de segunda mano. El transporte ininterrumpido los fines de semana, y entre semana hasta las 12pm (y algunos autobuses toda la noche). A cualquier hora puedes encontrar algo abierto, alguien despierto, comida caliente, bebida, transporte...
En lo negativo no dedicaré tantas líneas, además de que lo he ido olvidando, pero básicamente ha sido la larga búsqueda de piso (y como consecuencia estar mucho tiempo sin un lugar para asentarme); el idioma al principio me parecía un poco una barrera; también a ratos he echado de menos el calor familiar y de amigos cercanos, de gente de siempre; tomar decisiones ha sido difícil o cansado a veces, tener que pensar todo súper bien... Pero ya, se acabó el tanto pensar, ¡ahora toca más disfrutar!
Pd: Perdonad la mala calidad del vídeoclip, es otra pega que tiene Alemania, que la mayoría de vídeos no se pueden ver...
Ya me has enganchado!! Quiero más y pronto!!! :)
ResponderEliminarMe alegra saber que estás bien y me encanta tu idea de blog. Muchos besos y un abrazo muy fuerte cuando necesites charlar por charlar ya sabes donde estoy. Te deseo lo mejor en tu experiencia erasmus.
ResponderEliminaresa LOLA oeoeoeoeoeoeo, nada que el peazo madre que tienes, y el peazo de HIJA que ella tiene, las dos valeis un monton. Um beso
ResponderEliminarOye se me olvidaba, este año quiero cenita de Navidad todos juntos. Un beso
ResponderEliminarGracias "Amrucu" :D ¿y qué me dices de la buena gente de las que nos rodeamos? Espero esa comida con gusto, a partir del martes cuando queráis :) Muchos besitos y ¡"feliz nohaydená"!
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